“Los libros son ventanas de experiencias ajenas”, Lawrence Schimel

Lawrence Schimel comenzó a escribir cuando terminó de leer todos los libros que tenía a su alrededor.

Con diez años leía novelas de 300 páginas de fantasía y ciencia ficción. Leyó todo lo que tuvo en casa y en la biblioteca de su escuela. En ese momento, cuando no tenía un libro bajo el brazo decidió escribir sus propias historias. A los 16 años publicó sus primeros relatos. Como era menor de edad sus padres tenían que firmar los contratos. Solo podía hacer tres cosas mientras era menor: escribir, enviar las propuestas y recibir rechazos, “porque rechazan mucho”, dice Schimel.

Lawrence nació en Nueva York en 1971 y vive en Madrid, España desde 1999. Escribe en inglés y español y ha publicado más de 100 títulos y sigue recibiendo rechazos de editoriales “no hay que tomarlo personal, sino encontrar el editor adecuado para el proyecto y eso toma su tiempo”. Y eso fue lo que hizo cuando encontró a la editorial Rey Naranjo para trabajar su proyecto Qué suerte tengo que tardó cuatro años en editarse. Hablamos con él sobre su trabajo creativo y este proyecto que presentó en la Feria Internacional del Libro de Bogotá y que ilustró el colombiano Juan Camilo Mayorga.

¿Cómo nace ¡Qué suerte tengo! ?

Lawrence Schimel (L.S.) : Quise contar una historia diferente. En vez de decir “oh, qué pena mi hermano es ciego” construí el relato a partir de las ventajas de la discapacidad visual de José. Con esto, me refiero a que tenga buena memoria porque recuerda dónde está todo en la casa o cuando los padres apagan las luces y él en secreto usa la linterna para seguir leyendo.

¿Cuál es la importancia de escribir sobre temas de inclusión en  literatura infantil? 

L.S.: En mis historias pretendo dar otra cara a muchos temas de inclusión que son más un reflejo del mundo actual, que es diverso y plural.  Me di cuenta que en general no producimos textos para niños que reflejen estas realidades. Para mi los libros sirven primero como espejo, es decir, todos necesitamos vernos reflejados en la cultura y cuando no te encuentras es negativo para el autoestima como para las personas que no te reconocen. Pero también, los libros son una ventana porque acercan a los lectores a experiencias ajenas, ayudan a crear empatía y a reconocer las conexiones.

Te importa hablar de la inclusión porque somos un mundo diverso, ¿existe alguna experiencia personal que te motive a escribir sobre estos temas?

L.S.: No, no tengo una experiencia personal. Por ejemplo, con ¡Qué suerte tengo! en concreto no tengo familiar ni nadie ciego en mi circulo personal, por eso no surge de una necesidad. Es un libro que tiene ambas características de ser espejo y ventana. No es un libro que escribo desde esa experiencia personal, pero identifico la laguna de esas experiencias y escribo un libro para contrarrestar eso.

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¿Cuál fue la ventana que abriste, por ejemplo, con tu libro Somos Iguales

L.S.: Somos Iguales, es un libro que surgió porque me di cuenta que todos los libros sobre niños adoptados solo versan sobre el momento de la adopción y luego desaparecen de la cultura, no hay niños adoptados en otras historias. Entonces esos libros son más espejo que ventana y los padres, no suelen comprarlos, o los maestros, leerlos. Por eso, me pareció importante abrir la ventana al mostrar a los lectores que estas familias son simplemente familias. En el libro nunca dicen que Kwame es adoptado o que por su color de piel sea diferente. Simplemente este personaje ser como sus padres y su hermano porque usan gafas así no tenga problemas de visión.

Y, ¿cómo escribir sobre temas de inclusión sin caer en el error de ser solo espejos?

L.S.: El tema del libro es el sustrato de la historia. Lo más importante es que las ilustraciones reflejen el mundo multicultural implicito en la historia y que se integren los dibujos con la escritura. Cuando se escribe sobre temas de inclusión ocurren varias cosas. Entre ellas, que la temática es el único motor de la historia. Por ejemplo, solo importa si el personaje es ciego y la historia versa sobre la ceguera. En segundo lugar, cuando pretenden crear diversidad familiar, muchas veces no existe tal. Los modelos de familia en la literatura infantil todavía tiene un vacío en esa representación femenina como las madres solteras. En tercer lugar, los prejuicios se manifestan pasiva y activamente. Los niños simplemente viven en el mundo y solo aprenden los prejuicios cuando un adulto les dice algo o les llama la atención. Particularmente, en temas de inclusión, uno de los pecados es ser dogmáticos o pedagógicos, en vez de contar una historia que tiene como trasfondo el tejido social del mundo en que vivimos y que los niños reconocen.

¿Cómo es tu proceso para crear estas historias?  

L.S.: Yo suelo escribir muy rápido, después de un tiempo de pensamiento. Así que muchas veces dejo ideas en reposo o una inquietud. El reto en escribir para niños es hacer accesible sus referencias. Yo creo que uno puede escribir sobre cualquier tema del mundo para jóvenes o adultos, porque ellos viven también en el mundo y no podemos subestimar su inteligencia. Ellos saben qué pasa, reconocen el sexo, la guerra, el conflicto armado y finalmente las noticas están en todas partes. Sería una equivocación no darles la información, lo más nocivo para cualquier persona es la ignorancia. Lo más importante al momento de pensar en escribir para niños es contar una historia divertida que los enganche y que respete su inteligencia.

Entonces, ¿escribir para niños es diferente de escribir para un lector adulto? 

L.S.: Un libro álbum ilustrado, que es el tipo de libro infantil que yo escribo, es distinto a la literatura juvenil o young adult. Este tipo de textos son perfectos cuando los jóvenes tienen poder adquisitivo para elegir los libros que quieren leer y leen cosas muy diversas. Pero cuando eres un niño, son los adultos, las editoriales y las bibliotecas quienes deciden qué comprar, publicar y tener disponible en sus estantes. Por eso existen barreras para que un libro llegue a cierto público. Con un libro álbum hay una doble lectura, un lector joven y un prelector leyendo con un adulto. Así, tienes un adulto leyendo el libro y el niño. Un álbum ilustrado, aunque oficialmente es para niños, el adulto es más participe de la historia al leerlo.

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¿Por qué es clave el apoyo de las editoriales independientes para publicar este tipo de contenidos?

L.S.: La mayoría de veces los temas de inclusión se publican en editoriales independientes porque abogan por esos temas de una manera que muchas de las editoriales comerciales piensan que son solo espejos. Es decir, solo para ese público reflejado y  piensan que no son ventanas para que más lectores puedan abrir y reconocerse.

¡Qué suerte tengo!, es un buen ejemplo. Yo entregué el texto a los editores de Rey Naranjo y tardamos cuatro años hasta que el libro se publicó. Durante ese tiempo  nuestra misión era encontrar el ilustrador correcto. Juan Camilo Mayorga, el ilustrador, logró una narrativa visual genial que hace del libro un gran álbum ilustrado porque se pude leer el texto o la ilustración independiente.

¿Qué consejos darías a los padres para leerle a sus hijos? 

L.S.: Primero, les diría que la lectura no solo es una actividad para hacer justo antes de dormir. Está bien generar el hábito, pero la sociedad en la que vivimos no valora la lectura, no hay modelos de que la lectura es sexy o divertida. Por eso, es importante que los niños vean a sus padres disfrutando de la lectura y de esa manera compartir la lectura con los prequeños. Segúndo, es importante generar la hora del cuento con prelectores desde muy pequeños para que ellos aprendan a pasar la página y conozcan el ritmo de la lectura.

¿En qué proyecto estás trabajando ahora?

L.S.: Este año estoy trabajando una historia sobre el cambio generacional de padres analfabetos a hijos que han aprendido a leer. Lo voy a publicar con una editorial de Brasil. De momento se va a llamar Buenas noticias o malas y es un álbum ilustrado.

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“24 Señales para descubrir a un Alien”, una historia imperdible de Juliana Muñoz Toro

Es la primera vez que Juliana Muñoz Toro vivirá la Feria Internacional del Libro de Bogotá como autora. El próximo martes 1 de mayo a las 3:00 de la tarde estará presentando su libro “24 Señales para descubrir a un alien” en el Auditorio Carpa Rafael Pombo. No se lo pueden perder. 

Hablamos con Juliana Muñoz para que nos contara más sobre su proceso creativo de escritura en su primera novela, y el camino que ha recorrido para escribir no solo este título sino Mi hermana Juana y las ballenas del fin del mundo, publicado para el plan lector de Planeta en 2017. Este año publicará una novela con la editorial Planeta y libro para niños con la editorial Norma.

Su primera novela 24 señales para descubrir a un alien ganó el Premio Internacional de Novela Juvenil de la editorial Tragaluz, Colombia, en 2016, y fue seleccionado para la lista internacional White Raven. Con 29 años y una gran imaginación cuando se trata de escribir para niños esta Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Javeriana  dejó a un lado el ritmo de los diarios y las noticias para enfocarse en un proyecto más importante, escribir ficción.

24 señales para descubrir a un alien

 

¿Cómo construiste la voz de Benjamín, el protagonista de la historia? 

Juliana Muñoz (JM): Construir la voz de Benjamín fue lo más difícil. Tampoco sabía si era la voz de un niño y después de mucho reescribir y buscar a Benjamín definí que necestaba una voz honesta, no forzada o que tratara de parecer un niño porque son los errores comunes. Me di cuenta que este personajes no es la voz del niño de la infancia, ni la que representa a todos los niños del planeta. Todos los niños son distintos. Esta voz es la de Benjamín un niño meditabundo, solitario y un poco parecido a cómo era yo cuando pequeña, que observaba el mundo que se cuestionaba cosas de una manera sencilla e imaginativa. Siempre busqué que fuera coherente durante toda la historia. Lo más importante es saber que no podemos subestimar a los niños pensando que no pueden reflexionar.

¿Este libro está basado en alguna experiencia de tu infancia? 

JM: Antes que la infancia, la inspiración de este libro fue la figura del padre. Surge de una duda personal del personaje que es mi padre y buscar comprender esa imagen que fue para mí. Como muchos de los escritores lo que hacemos con nuestras dudas fundamentales de la vida es escribirlas. En ese extraterrestre está mi papá pero para convertirlo en ficción me alejo de mi historia porque la realidad no es tan estética como la ficción, la realidad no puede tener tanta fantasía.

De ahí que me guste escribir ficción, quería darle la vuelta a la historia. No buscaba ser una mujer adulta evaluando a un padre, si no un niño que lo interprete, lo cuestione y se pregunte quién es este hombre que está en la casa. Entonces después de establecer esta conexión con el padre, me remití a mi infancia. Llegó un punto en el que estaba escribiendo a Benjamín como un niño perfecto pero los niños no son perfectos, también son pícaros.

Por ejemplo, me pregunté que hacía yo cuando era pequeña y una de esas cosas era matar hormigas de las formas más terribles, de ahí que una escena de Benjamín fuera esa para darle un sentido de carne y hueso al personaje. El padre de Benjamín era malísimo y la verdad es que los seres humanos no son buenos o malos, tienen matices entonces eso es clave al momento de crear esas voces y personajes.

Y, ¿qué pasa con la figura de la madre? 

JM: Al personaje de la mamá de Benjamín también lo tuve que matizar, porque para mí el ejemplo es mi mamá y yo la veo siempre buena. La mamá en esta historia es un personaje que hace un balance entre los personajes contando también eventos paralelos que sucedían.

¿Por qué la defensa de una niño puede ser creer que su padre es un extraterrestre? 

JM: Porque para un niño no es claro todo lo que hace su papá. No entiende por qué es violento, se comporta mal, es solitario, no tiene amigos y no es bueno con su mama. Entonces su manera de verlo es pensar que es extraño y lo extraño para él es extraterrestre y, por supuesto, es un elemento que atrae a los niños.

Pero el extraterrestre no podía ser como cualquier otro… 

JM: Exacto, tenía que inventarme un extraterrestre. Podía usar referencias como la de aliens de la película Hombres de Negro donde había un extraterrestre chiquito en la cabeza de un cuerpo. Entonces, en vez de pensarlo así lo asocié al corazón porque afecta a los sentimientos y por eso el extraterrestre del papá de Benjamín vive ahí. Los platillos voladores, por ejemplo, definí que no vinieran del exterior del universo sino del centro de la tierra. Así cree mi propio mundo de aliens.

“Dentro de papá vive un alien pequeñito que lo controla. Por eso hace cosas que no me gustan. Por eso se comporta como si fuera de otro planeta. Le grita a mamá y a mi casi no me habla. Da órdenes cuando llega del trabajo. Tiene hambre todo el tiempo. No le gusta salir a pasear ni nada de lo que hace la gente. No tiene amgios. Su plan es conquistar el mundo y debe empezar por nosotros”. 

¿Cómo fue el proceso de creativo? 

JM: Cada libro tiene su propio proceso creativo. Cada libro nace en formas distintas y se desarrolla de formas distintas. En esta historia en particular tenía la idea del padre pero no sabía cómo abordarla porque es un tema sensible para mí. Por eso el proceso empezó con una escritura muy cruda, desahogando mis sentimientos y sin quererlo empecé a esbozar ese personaje. Después me pregunté cómo lo convertiría en ficción, qué elementos podía ponerle a la esa historia. De ahí definí que la voz narrativa era la del niño, y en un constante ensayo y error definí la voz en primera persona para que la historia fuera mejor contada para los niños y que los adultos la leyeran también. Maticé la historia con fantasia. Arranqué a escribir incluso sin saber cómo iba  aterminar la historia.

¿Cómo te acercaste con tu manuscrito a Tragaluz?

JM:Había participado en dos oportunidades en concursos de escritura y en 2016 participé en una tercera vez en uno de nuevas plumas y les gustó mi manuscrito.

¿Qué proyectos vas a publicar este año? 

JM: En junio voy a publicar con la editorial Planeta Los últimos días del hambre una novela para adultos sobre trastornos alimenticios. En julio voy a publicar con la editorial Norma un libro para niños sobre el matrimonio infantil llamado Un diario de dos Lunas,  y en alianza con la editorial Milenio de España voy a publicar en castellano y catalán 24 señales para descubrir un alien. 

¿Qué aconsejarías a jóvenes escritores para empezar a crear sus historias? 

JM:Tengo dos consejos, leer y escribir. Lean todo tipo de literatura, con eso podrán identificar temas, estilos y formas. Escriban, sin miedo y si un camino claro. Si quieren escribir, escriban. Antes de pensar en cómo va a acabar el libro o en limitarse con una lista de chequeo previo para empezar a escribir, lo más importante es hacerlo.

24 señales para descubrir un Alien

Almadraba Editorial llega a la #FILBO2018 con nuevas propuestas de LIJ

El sello editorial español llega a la FILBO con la expectativa de ampliar la oferta en el mercado de literatura infantil y juvenil. 

Este 2018 llega la Feria Internacional del Libro de Bogotá la editorial española Almadraba acompañada de su distribuidora Promolibro con una nueva colección de literatura infantil y juvenil para fortalecer procesos de aprendizajes. Pueden encontrar sus libros en el stand 346 en el Pabellón Infantil de Corferias.

Tuvimos la oportunidad de hablar con Arnau Grifoll, director de la editorial, para que nos contara un poco más sobre las colecciones para estos pequeños lectores.

¿Qué está ofreciendo el sello Almadraba a Colombia?

Arnau Grifoll (AG): Almadraba es una editorial que nació en 1994 en Barcelona, España, con el fin de cubrir una necesidad de ofrecer mejor calidad en el aprendizaje de la lengua castellana. A raiz de eso, hace 10 años creamos la división de Literatura Infantil y Juvenil y de ahí nos expandimos a nivel internacional. En Colombia llevamos cuatro años trabajando con nuestra distribuidora Promolibro ofreciendo una nueva colección y ampliando nuestros títulos y novedades.

¿Cuáles son sus novedades infantiles?

AG: Tenemos una colección nueva para niños de dos a cuatro años que se llama Si yo fuera. Esta colección busca que el pequeño se conozca si mismo a través de los animales, por ejemplo, Si yo fuera un Elefante. Buscamos que cada animal tenga una particularidad y que de algún modo en su viaje de la vida vaya conociendo y aprendiendo nuevos conceptos. Además en cada página hay una actividad y los libros son interactivos para que los padres o los maestros puedan hacer un acompañamiento.

¿Qué autores e ilustradores hacen parte del catálogo de Almadraba? 

AG: La autora de Si yo fuera es Ana Galán y su ilustradora es Mariana Nemitz. Galán es una reconocida escritora de libros para niños en España y Nemitz es una ilustradora argentina. Siempre buscamos que nuestros colaboradores formen parte de los países donde encuentran nuestros sello. En nuestra página pueden encontrar nuestro amplio catálogo.

 ¿Cómo construyeron el catálogo de Mis primeras páginas

AG: Mis primeras páginas es una colección para primeros lectores, donde los niños se aproximan a los libros. A través de una lectura fácil y construcciones de oraciones sencillas, presentamos una historia atractiva para que devoren cada página. Son libros pequeños con ilustraciones que al final de narración tiene una actividad: pintar, colorear o resolver un acertijo para hacer la lectura más completa.

¿Considera que realmente existe una diferencia entre los libros para niños y los que no van dirigidos a ellos? 

AG: Uno se puede acercar a leer todo tipo de títulos. Pero debes especializarte en el tipo de público  y las edades en públicos infantiles son especialmente sensibles. Un niño de cuatro o seis años no es lo mismo que un adulto. Por lo tanto el concepto, el conocimiento, el mensaje y el contenido que se trata de comunicar tiene que ser muy específico. Es necesario tener en cuenta que los niños no han desarrollado su conocimiento completo, tienen que continuar con su proceso de aprendizaje a través de la escuela y  los padres que juegan un rol muy importante.

¿Cuáles son sus recomendados para la #FILBO2018? 

AG: Les recomendaría la colección Como tú y sin ti, que trata la historia de las aventuras de un conejito y un cerdito. Son libros enfocados en la inlcusión social y en la aceptación.

¿Qué diferencia este sello editorial de la oferta que encontramos de libros infantiles en Colombia? 

AG: Nos diferenciamos porque somos un sello que en su orgien era de ámbito escolar. Por lo tanto siempre buscamos impregnar en cada una de nuestras colecciones un conocimiento con componente educativo. Una de nuestras colecciones más bonitas se llama Toni y Tina, para gestionar las emociones de los niños y niñas mediante historias cotidianas. Se hizo en conjunto con el Hospital Materno Infantil Sant Joan de Déu de Barcelona para que con el equipo de pedagogos y médicos crearamos un libro sobre emociones positivas y negativas. Cada libro viene acompañado de un peluche de un conejito donde el niño puede jugar para identificar las emociones y, por ejemplo, mover sus orejas según el estado de ánimo que ilustre la historia. Además de este caso, todos los títulos de la editorial tienen actividades para que los niños interactuen con las historias  como descargables para pintar y colorear.

T&T PELUCHES

 

Novedades infantiles de Rey Naranjo para la #FILBO2018

La editorial independiente Rey Naranjo trae para esta edición No. 31 de la #FILBO2018 tres títulos infantiles que no se  pueden perder. Estos son mis recomendados:

Rey Naranjo presentará al público colombiano e internacional once títulos entre ellos tres de literatura infantil y juvenil. El primero es Radar un libro dibujado a dos manos por Daniele Castellano y Bruno Zocca. Segundo, un título del escritor brasilero Luiz Ruffato, La verdadera historia del sapo Luis e ilustrado por la argentina Florencia Capella. Por último, ¡Qué suerte tengo! escrito por Lawrence Schimel e ilustrado por Juan Camilo Mayorga.

Rey Naranjo tendrá, en esta versión 31° de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, dos stands: uno en el pabellón 3 (stand 621) y, como novedad, estará en el pabellón de edición independiente (stand 1519) donde podrán disfrutar de sus novedades y de los demás libros de su catálogo.

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1. ¡Qué suerte tengo! 

¡Qué suerte tengo! del escritor norteamericano Lawrence Schimel e ilustrado por el colombiano Juan Camilo Mayorga. Esta historia es conmovedora, narra la vida de Jose y su hermano. Jose ve cosas que los demás no, tanto que puede leer bajo sus cobijas así no tenga una linterna. Es un libro sobre inclusión y la amistad.

“Jose tiene muy buena memoria.

Siempre recuerda dónde deja las cosas, y a veces dónde las hemos dejado los demás. Ayer, mamá buscaba por todo el salón sus llaves, cuando Jose dijo:

—Creo que están en la cocina; escuché cuando las pusiste en el mesón.

Y efectivamente, cuando mamá entró a la cocina, allí estaban sus llaves”.

Sobre el autor: Lawrence Schimel es un escritor destacado en la literatura infantil y otros géneros. Nació en Nueva York en 1971 y vive en Madrid desde 1999. Escribe tanto en español como en inglés y ha publicado más de 100 títulos como autor en varios géneros y para todas las edades. Entre sus libros para niños destacan  ¡Vamos a ver a papá¡, ¿Cómo se dice?, y Volando Cometas.

Su libro ilustrado No hay nada como el original fue seleccionado por la Biblioteca Internacional de la Juventud en Munich para los White Ravens 2005 y sus libros ilustrados ¿Lees un libro conmigo? e Igual que ellos fueron seleccionadas por IBBY para Libros Destacados para Jóvenes con Discapacidades en 2007 y 2013, respectivamente. Sus libros se han traducido a más de 30 idiomas.

Sobre el ilustrador: Juan Camilo Mayorga es un diseñador gráfico e ilustrador colombiano. Ha ilustrado títulos como Nicolás aprende los números de Darío Jaramillo Agudelo y Mi primer libro de poesía colombiana de Beatriz Helena Robledo.

2. La verdadera historia del sapo Luiz

La verdadera historia del Sapo Luiz del escritor brasilero Luiz Ruffato e ilustrado por la argentina Florencia Capella.

Una princesa puede besar muchos sapos y aún no encontrar su príncipe. Una princesa puede además enamorarse del sapo que nadie esperaría amar. Su padre, el Rey, está preocupado porque su hija, Juliana, heredera del reino, no encuentra una pareja. Por eso emprende un viaje en búsqueda del príncipe azul rompiendo los esquemas del clásico cuento de hadas. Es un cuento con humor que al final solo invita a amar sin prejuicios. Este libro fue ganador del premio Jabuti (Brasil) en la categoría infantil en 2015.

“Cuando llegó el momento de celebrar los dieciocho años de Juliana, el rey proclamó a los cuatro vientos que organizaría la fiesta más grande de todos los tiempos. Vinieron invitados de los reinos vecinos y de los lugares más apartados. Todos se morían por conocer a la princesa, cuya belleza e inteligencia ya eran proverbiales más allá de las fronteras más remotas”.

Sobre el autor: Luiz Ruffato (1961) es un escritor brasilero proveniente de una familia de inmigrantes italianos. Nació en Minas Gerais y fue el primero de su familia en realizar estudios universitarios. Este periodista dio un giro en su carrera como periodista en 2003 cuando se dedicó a la literatura. Ha publicado libros de cuentos y ocho novelas entre ellas Domingos sem Deus, premio literario Casa de la Américas 2013 y Ellos eran muchos caballos, editado por Rey Naranjo en 2012, que recibió el premio APCA de la Asociación de Críticos de Sao Paulo.

La historia verdadera del sapo Luiz es el primer libro infantil de Rufatto, en el crea una nueva versión de la clásica historia de la princesa y el sapo. En la historia resaltan diferentes elementos de los cuentos de hadas tradicionales: el rey y la reina son bondadosos, las hermanas del rey son malvadas, la princesa es bella y una maldición determina los giros que tomará la historia.

Sobre la ilustradora: Florencia Capella es una ilustradora argentina. Graduada de diseño gráfico de la Universidad de Buenos Aires donde actualmente es docente en la materia de ilustración. Fue seleccionada en 2015 para exhibir sus ilustraciones durante la Feria Internacional del Libro Infantil en Bolonia, Italia.

 

 

Para empezar la #FILBO2018, comparto con ustedes una reseña del libro Una Historia Sencilla de la escritora argentina, Leila Guerriero.

Cinco minutos de frenesí

Como si buscara desenfundar un arma sobre la más vulnerable de sus víctimas, quien baila malambo se deshace sobre el piso de madera y dispara cada movimiento de ssus pies con tal agilidad, que el rasgueo de la guitarra no alcanza a superar las mudanzas que su zapateo demanda. 

Primera mundanza, ese término que describe la primera fase del baile, sobre la cara del bailarín se derraman gotas de sudor, de sacrificio de humildad. En esta conocemos qué es el baile del malambo, dónde ocurre y cuál es el Festival de Laborde. Después zapatea más duro y Leila Guerriero, escritora y periodista argentina, nos presenta su libro Una Historia Sencilla, como quien baila esta danza hace una coreografía con sus palabras para narrar la historia de Rodolfo Gonzáles Alcántara, bailarín de malambo campeón del año 2012.

Pero no solo es él el protagonista de esta hsitoria, son todos aquellos que con su tenacidad dejaron a un lado, por más de un año, las horas de sueño y descanso para participar en el festival que para ellos significa la vida entera. Un evento de tal magnitud que bailando nacen y mueren y buscan el triunfo por el reconocimiento heróico como en la antigua Grecia, donde el honor más grande era darlo todo por la patria y escribir su propio destino.

Se siente cada zapateo descrito por Leila. Se genera una cierta intimidad con el lector que le permite vivir el festival de cerca, cada pérdida y celebrar cada logro. Es un libro que genera preguntas y respuestas, es sumergirse en un baile que no necesita más de cinco minutos para desgarrar lo que se siente en una vida. Genera una curiosidad casi infantil de saber quiénes son los protagonistas y una nueva obsesión: saber cómo se baila malambo.

Portada una historia sencilla

El malambo es una forma de arte y de catarsis casi exclusiva de los hombres, una forma de entregarse como ningún otro atleta lo haría. Además, no solo es cuestión de preparación física como otro deporte que lo implique, es una formación mental, un estudio de personaje donde se encarne el ser gaucho que representa cada mudanza. Quien acepte el desafío, porque lo es, debe encarnar cinco atributos: austeridad, coraje, altivez, sinceridad y franqueza.

Ojos testigos, oídos zumbando por la música y un sueño acumulado por un trasnocho impuesto. Un año donde cultivan la vida de un atleta sano y responsable para la noche de sus vidas donde deben entregar todo a la madrugada de un día de enero. Leila transmite la electricidad del escenario, la ansiedad de las familias, la realidad de un hombre común que es asutero y sufrido, su escencia es la humildad y deben reflejarla en cada repiqueo de sus pies.

Tal vez una de las frases más emotivas del libro es cuando la autora quiere describir qué ocurre en una de estas presentaciones y afirma:

“Ellos golpean el piso como si quisieran arrancarle una confesión”. Guerriero 

Sí, qué lenguaje más sencillo y bello, quién pensaría posible arrancarle una confesión al piso, pero lo es, y por eso el poder que tiene la danza se ve en el espíritu y en el corazón de cada participante.

Segunda mudanza, Rodolfo entra al escenario y se repite antes de entrar que es un campeón, que ya lo es por tener el honor de participar en un enuentro y así lo da todo, da todo de sí para quiene lo están viendo. Su repiqueo es perfecto, se mueve con rudeza  pero sin perder esos movimientos delicados, primero baila con estilo del norte y luego del sur. Y entonces se ve en él la identidad latinoamericana, enseña cómo es de esta tierra, como dice la autora, “es un toro dispuesto a embestir”, un animal que no solo debe ser en sí mismo todo un gaucho sino parecerlo.

El gaucho que baila malambo no lleva una mascara, ni es un pachucho mexicano como el que propone Octavio Paz en El laberinto de la soledad. No es un imitador, y su autodescubrimiento en un ser original y auténtico lo hace más especial porque no buscar seguir una moda. Ser malambista es tener un estilo de vida que no lleva disfraz, es solo sinceridad y nunca niega la sociedad de la que procede. El bailarín de malambo no solo baila, se muere. Muere porque si es campeón no puede volver a participar en otro certamen, un acuerdo tácito, así que siempre se juega su último malambo.

En el ser latinoamericano encontramos la muerte siempre presente. Según Paz, ella está presente en las fiestas, pensamiento y amores, la muerte tiene una particularidad, seduce.

“La fascinación que ejerce la muerte sobre nosotros quizás brote de nuestro hermetismo y de la furia con la que la rompemos. La presión de nuestra vitalidad, constreñida a expresarse en formas que la traicionan, explica el carácter mortal, agresivo o suicida de nuestras explosiones. Cuando estallamos, además, tocamos el punto más alto de la tensión, rozamos el vértice vibrante de la vida. Y allí, en la altura del frenesí, sentimos el vértigo: la muerte nos atrae”.  Octavio Paz 

Es por esto que el baile es muerte. Ataca con furia en un tiempo efímero de cinco minutos y llega al frenesí, al punto más alto del vacío: baila, ataca, repiquea y se entierra. Es un golpe que sabe en su humildad que a pesar de querer ganar va a perder, pero tal vez esta es la más honorífica de las pérdidas.

Una historia sencilla, la historia de un hombre común en su grandeza, citando al poema No te des por vencido de Almafuerte, “necesita del agua y no la implora”.

Una historia sencilla2

Cuello de Jirafa, el nuevo libro de María del Rosario Laverde

El pasado 14 de marzo, en el Teatrino del Gimnasio Moderno, la escritora bogotana María del Rosario Laverde conversó con Federico Díaz-Granados sobre su nuevo libro Cuello de Jirafa que presentará durante la FILBO 2018 el próximo mes de abril. 

Cuello de Jirafa es el segundo libro de relatos cortos que publica Laverde. Como su primer libro, Memorias de Jirafa, recopila anécdotas de su infancia y de su vida en el tradicional barrio bogotano La Soledad.

María Del Rosario Laverde
Escuchando las divertidas anécdotas de María Del Rosario Laverde de su más reciente publicación Cuello de Jirafa.

Frente a un público de amigos,  la conversación dio inicio hablando sobre la habilidad que tiene Laverde para ser una observadora de la ciudad. María del Rosario “es de esas personas que va en el Transmilenio y todos los días hace el mismo recorrido y finalmente mira un día los segundos y terceros pisos de la gente y se da cuenta que hay una historia, una narrativa de vida interesante”. Laverde ofrece una mirada aguda a su vida porque no solo contempla sus sueños y su memoria, también las cosas que le pasan día a día, las más cotidinas y sencillas donde existe un hecho poético.

Pero además de anécdotas cotidianas que seguro más de un bogotano ha vivido, como salir en pijama a hacer mercado, tener un vecino ruidoso y escuchar una conversación ajena en un café, hay un personaje que es transversal en su narración, su padre, Hugo Laverde. Un verdadero misterio para ella y para los lectores. Laverde era un médico de la Universidad Nacional reconocido por tener una mente brillante y que se hizo famoso en tres programas de televisión colombiana en los años 70 y 80 por sus asombrosos conocimientos. Este personaje fascinante que atraviesa, sobre todo, Memorias de Jirafa, genera en el lector unas ganas profundas de saber quién era esta persona que iluminó, en gran medida, el camino de Laverde para escribir sobre su ausencia pues falleció en hecho confusos cuando María del Rosario todavía era una niña. 

Los relatos de laverde son entrañables y sencillos. Su más reciente libro, además de tener una escritura limpia y poética hace de lo cotidiano lo más preciado. Un proyecto que nació en su muro de Facebook escribiendo disciplinadamente durante 45 días sobre su vida y su infancia, hoy se convirte en la segunda publicación de la serie de esta gran escritora.

Mis primeras lecciones de inglés las tome en un curso de cuatro casetes y dos cartillas que me regaló mi tía Gallina, que oía todo el día y que aprendí robóticamente. Las razones no eran académias, solo lo hice para escribirle a John Travolta y tener una comunicación fluida con él cuando me respondiera. 

Creo que le escribí por primera vez en 1981 cuando yo aún no tenía 10 años y no dejé de hacerlo por mucho tiempo. Todas mi cartas empezaban diciendo Dear John. 

Parece que nunca se las entregaron.  

Fragmento de Memorias de Jirafa 

Sobre la autora 

María del Rosario Laverde estudió literatura en la Universidad Nacional, ha publicado varios libros de poesía y en la actualidad es correctora de estilo de la revista Semana.

Memorias de Jirafa